domingo, 30 de abril de 2017

Carlos Naranjo y el laúd en la Europa del siglo XVI

Durante el siglo XVI la popularidad del laúd recorrió toda Europa. A lo largo del siglo XV la técnica de interpretación del laúd va adquiriendo forma y poco a poco se abandona la experimentación. Surge entonces en las cortes de Saboya, Borgoña y Provenza la figura del laudista profesional, músicos que llevan el apelativo alamand o alamant tras de su nombre lo que indicaba maestría con este cordófono. A pesar de sus orígenes medievales, las colecciones de música para el instrumento no comienzan a aparecer hasta después de 1500 en Francia, Italia y Alemania:  Francesco Spinaccino y Francesco Bossinensis en 1507, Arnold Schlick en 1512, Hans Judenkunig en 1523, y finalmente, Franceso de Milano y Adrian Willaert en 1536. Precisamente, ese mismo año publica Luis de Milán en Valencia su libro para vihuela El maestro. Por lo tanto, no es exagerado decir que el XVI fue el siglo del laúd y el músico Carlos Naranjo ha querido acercar al público aquel laúd del Renacimiento en su nuevo lanzamiento discográfico.

La obra del laudista canario, XVI Century Lute Music, es un retablo rico en matices que expone todo el esplendor que alcanzaron los sones de este instrumento en su momento de mayor apogeo. Se trata de veinticinco temas que muestran lo variado del repertorio para laúd renacentista y la versatilidad que pueden alcanzar sus cuerdas.

Carlos Naranjo cursó estudios superiores en instrumentos de cuerda pulsada del Renacimiento y el Barroco en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid (RCSMM). Tanto en solitario como dentro de conjuntos, actúa en recitales, bien con laúd bien con tiorba, y ha tocado en escenarios de Madrid, Barcelona y de su ciudad natal, Las Palmas de Gran Canaria. Como miembro de Ars Cum Musicis recibió un galardón en el Auditorio Nacional de Madrid en la categoría “Mejor grupo barroco”.

Uno de los principales atractivos de XVI Century Lute Music es que se puede acceder a su contenido desde distintas perspectivas, atendiendo al grado de refinamiento de las piezas, a su dispersión geográfica y a las fuentes de la época.

La primera dimensión considerada nos permite conocer el variado grado de perfección formal de la música renacentista para laúd. Naranjo ha querido combinar en su trabajo tanto las composiciones cultas, que llevaron el instrumento a sus máximas cotas técnicas, como las piezas de música popular y otras inspiradas en ella. Estas últimas están representadas sobre todo por temas incluidos en los libros de música del editor francés Pierre Attaingnant, que publicó en la primera mitad del siglo XVI varios libros de tablatura de laúd y para teclado. Igualmente, el disco incluye composiciones inspiradas en los sones más folclóricos, tanto del laudista Adrian Le Roy (que por cierto también era editor musical y obtuvo el privilegio real  Imprimeur du Roi en musique que anteriormente había tenido Attaingnant), como del flamenco David Janszoon Padbrué, que sirvió en la capilla real de Felipe II, o del organista alemán Hans Leo Hassler, cuya obra de tecla fue transcrita para cuerda.



Un segundo factor de aproximación a la música de laúd que ofrece el CD es el geográfico. Las pistas se convierten en un mapa vivo que marca la presencia de las composiciones a lo ancho y largo de Europa. De esta forma, encontramos a los  citados Adrian Le Roy, David Janszoon Padbrué y Hans Leo Hassler, en Francia, Holanda y Alemania, respectivamente, pero también a Francesco de Milano “Il Divino” y al veneciano Marco dall’Aquila en Italia y al genial John Dowland en Inglaterra. Mención aparte merece España donde aparece el equivalente instrumental al laúd en la forma de la vihuela. De acuerdo con la tesis que aventura Adolfo Salazar en su obra La música en la sociedad europea (1946), la vihuela no es otra cosa que una adaptación de la técnica del laúd a la guitarra, un instrumento muy popular en la España medieval. Frente al rasgueo propio de la interpretación de la guitarra, tanto en la vihuela como en el laúd se puntea siguiendo un método mucho más elegante y sofisticado. La grabación de Carlos Naranjo incluye dos de las grandes figuras de la vihuela del XVI, Luis de Milán y Luis de Narváez.

Finalmente, una última perspectiva del disco nos acerca al tema tratado a través de las fuentes consultadas. Naranjo reconoce haber recurrido a las fuentes originales de la época en vez de haber utilizado las, por otro lado muy valiosas, recopilaciones modernas. Su intención de índole académico ha sido ofrecer al estudioso una información de valor sobre los libros de música para laúd europeos del Renacimiento, eligiendo obras comprendidas en el rango temporal entre 1529 y 1610, es decir, entre las ediciones de Pierre Attaingnant y los libros tardíos del británico Dowland.

XVI Century Lute Music es sin duda una obra de interés para el erudito, por el rigor con que ha sido realizada la selección de piezas y la grabación de las mismas, como para el profano, que puede hallar una fuente de placer inédita en la sobria belleza de sus pistas.

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