lunes, 14 de julio de 2014

Fahmi Alqhai – “A piacere”

Siempre tendemos a pensar que la denominada música culta es un coto muy cerrado sujeto a normas muy estrictas y a una notable rigidez formal. Con todo el respeto hacia la técnica y el virtuosismo, se nos olvida que la música sirve para transmitir emociones y sensaciones, y especialmente, para hacer disfrutar al oyente. Y a veces hace falta ser algo transgresor y demostrar que la belleza que genera el sonido musical es el único fin, por encima de las formas y los convencionalismos.

Esto es algo que ha llevado a cabo el joven violagambista Fahmi Alqhai con su disco A piacere. Se trata de un intenso homenaje a la viola de gamba, uno de los instrumentos más maravillosos que conocieron los siglos pasados, desde una aproximación libre que permite combinar piezas de distintos compositores con una canción del guitarrista de rock Joe Satriani o una canción tradicional catalana, interpretada en este caso por un cantaor.

Fahmi Alqhai nació en Sevilla en 1976 de padre sirio y madre palestina, y estudió música en el Conservatorio Superior de Sevilla Manuel Castillo, para posteriormente ampliar sus estudios en Basilea y en Lugano. Se especializa en el repertorio alemán para viola de gamba y destaca por sus versiones de las sonatas de viola da gamba y clave obligado de Johann Sebastian Bach, que graba en 2004 para el sello Arsis.

Entre otros proyectos, es el fundador y director del grupo Accademia del Piacere, que centra su repertorio en los sones italianos del siglo XVII.

A piacere es su primer disco de solos con el que demuestra que la viola de gamba no es el instrumento arcaico y limitado que muchos creen, sino un cordófono versátil e interesante. No tiene nada que envidiar al violín, el violonchelo o la guitarra, pues en palabras de Alqhai, “la viola es, por el contrario, un instrumento mucho más flexible y potencialmente tan completo como cualquiera de ellos, a los que no necesita imitar pero con los que sí puede, y debe, competir”.

Fahmi Alqhai reconoce  la importancia de Jordi Savall, con quien ha trabajado, como el recuperador de la viola de gamba para nuestra época, pues como afirmaba el propio Savall en una reciente entrevista “hace 50 años cuando empecé a tocarla nadie lo interpretaba”. Pero el instrumento, en sus palabras, “tiene un sonido muy especial, una mezcla entre el laúd y el violonchelo y puede expresar la calidad de la música con gran emoción. Se toca de una forma muy particular, tiene tres trastes como los de una guitarra pero a su vez posee siete cuerdas.”

El disco de Fahmi Alqhai reúne obras del músico Gaspar Sanz, reconocido como el gran compositor español para guitarra barroca y uno de los principales teóricos que abre el camino a la interpretación moderna del instrumento. Incluye asimismo tres piezas de Monsieur de Sainte-Colombe, figura enigmática que es clave para entender el papel de la viola barroca en la vecina Francia, y dos de su discípulo aventajado, Marin de Marais. Les Sauvages de Rameau aporta una visión de la entrada en decadencia del instrumento en el siglo XVIII.

Completan el conjunto las ya citadas El canto de los pájaros, la única melodía cantada de la obra aquí interpretada por el cantaor Arcángel, y Always with me, always with you del rockero Joe Satriani, que constituye un curioso experimento lleno de frescura. Mención aparte merece el Andante (BMW 1003) de Bach, un ejercicio de belleza pausada que nos demuestra efectivamente la profunda sensibilidad que despliega Alqhai al tratar las partituras del músico alemán.


martes, 8 de julio de 2014

Soneto “al itálico modo” sobre John Dowland

Aprovechando que este blog está prácticamente en dique seco en estas fechas estivales, aprovecho, a modo de pasatiempo lúdico, para publicar un soneto sobre el gran laudista John Dowland. Semper Dowland, Semper dolens.


DOWLAND

Las cuerdas del laúd, tan quejumbrosas,
parecen tejer con su vibración
el melódico tapiz de pasión
del día que muere entre horas brumosas.

Canto doliente, acorde contenido;
la mortecina luz de la bujía
colorea la mirada vacía
del músico que suspira afligido.

Semper dolens, versos hechos añicos,
cuyos retazos de vidrio astillado
el alma rasgan con verbo herido.

Las huecas notas coronan los picos
de sombras que entran con paso pausado
llenando la estancia de aires de olvido.