martes, 28 de agosto de 2012

El chalumeau, entre la flauta dulce y el clarinete

Han existido instrumentos musicales que han muerto con su época y otros que han florecido al llegar nuevos tiempos. En el Renacimiento español la vihuela de mano reemplazo al laúd en la música cortesana, y ésta con el tiempo quedó obsoleta frente a la guitarra. En cambio otros instrumentos han servido de puente en la evolución de otros instrumentos, de elemento de transición en la búsqueda de un sonido adecuado. Es el caso del chalumeau.

A pesar de la palabra chalumeau se utilizaba en Francia desde el siglo XII para referirse a distintas flautas de caña, la evolución formal hacia el chalumeau barroco se atribuye al fabricante de Nuremberg Johann Christoph Denner, al que también se considera uno de los primeros fabricantes de clarinetes.

La innovación que supone este instrumento viene impuesta por la necesidad de superar las limitaciones de la flauta dulce, incapaz de adaptarse con dinamismo al medio orquestal. Es por tanto una flauta mejorada y el predecesor directo del clarinete.

Básicamente, el chalumeau o salmoé es un instrumento de viento de lengüeta simple, parecida a la del clarinete, con siete agujeros y dos llaves. Fue extremadamente popular entre los músicos vieneses del siglo XVIII –había auténticos fans de este flautín-, y convivió algunas décadas con el recién inventado clarinete hasta resultar sustituido por él.

Giovanni Bononcini es de los primeros compositores en incluir el chalumeau en su obra, en concreto, en la ópera Endimione de 1706. Giovanni y su hermano Antonio eran figuras destacadas en la corte de Viena del emperador José I de Habsburgo.

El propio emperador escribió un aria para chalumeau que fue incluida en la ópera Chilonida (1709) de Marco Antonio Ziani.  El instrumento se adecuaba por su dulzura a las escenas amorosas o pastoriles.

Otros músicos devotos del chalumeau fueron Caldara, Conti, Camilla di Rossi y Ariosti, aunque sin duda el más representativo en su utilización fue Johann Joseph Fux, que experimentó con él en sus óperas. Vivaldi, Handel y Telemann también compusieron para este instrumento, aunque progresivamente el clarinete fue ganando peso en sus obras en detrimento del pequeño chalumeau.

El papel que ocupaba el chalumeau en las piezas orquestales como transmisor o comunicador de los sentimientos más sublimes, en concreto en las óperas, fue paulatinamente apropiado por el clarinete, cuyo timbre estaba más cercano al de la trompeta. El registro de notas del chalumeau resultó acotado y aislado en las obras, y tratado con cautela, debido al contraste tan marcado que ofrecía su entonación y resonancia.

Incluyo en el vídeo siguiente un concierto de Telemann para dos chalumeaux que siempre me ha parecido delicioso.